26 niños asesinados por su padre durante el régimen de visitas (España)

2015

Agosto, 2015.

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Los agresores de género han matado a 44 hijos e hijas en la última década, niños y niñas desde los cuatro meses de edad hasta los 16 años ahogados, acuchillados, tiroteados... Todos murieron a manos de su padre, pero más de la mitad, 26, estaba a solas con él durante la visita o la custodia compartida o fue el objetivo de la agresión física aun con la madre presente.

Se trata de 26 menores asesinados para dañar aun más a la mujer, la mitad del total los pequeños que perdieron la vida utilizados como víctimas instrumentales de una violencia machista y planificada.

Según el registro anual que realiza la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, muchos de los hijos e hijas perdieron la vida junto a sus madres durante un episodio múltiple de violencia de género. Pero ese modus operandi no fue mayoritario. Más de la mitad (23) de los 44 menores muertos en la última década por violencia de género no fue asesinada en presencia de la madre, sino durante el régimen de visitas o en el periodo de la custodia compartida correspondiente al varón. Y en otros casos (3), los niños fueron asesinados con la madre delante, pero sin que ella fuera agredida físicamente.

"Lo llamamos violencia vicaria. Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y se hace a través de terceros, por persona interpuesta. El machismo sabe que matar a los hijos es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño absoluto". Lo sostiene la psicóloga clínica Sonia Vaccaro, especializada en Victimología.

"La clave es dominar a la mujer. Dañan para dominarla. Los hijos son instrumentos para seguir ejerciendo control sobre la mujer". Lo repite el profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada Miguel Lorente, ex delegado del Gobierno contra la Violencia de Género.

Los expertos coinciden en la idea de los hijos como excusa para otro objetivo, como canal para llegar a otra víctima. Sonia Vaccaro, curtida en procesos judiciales de violencia machista y en evaluaciones a mujeres e hijos víctimas de malos tratos, dice que los hombres que matan a sus hijos "No son padres". "Si reconocen que son sus hijos, no lo pueden hacer, no los pueden matar. No son sus hijos, son sus instrumentos para dañar a quien ha dañado su masculinidad al dejarle, al cortar la relación, al cuestionarle. Es el machismo herido, el 'te voy a dar donde más te duele'".

Vaccaro sabe que la justicia es empírica, que trabaja con evidencias, "que no considera lo que no se denuncia". "Pero el 80% de las víctimas de violencia de género no denuncia. La justicia debería saber que en las relaciones personales nada es blanco o negro, que hay matices que la psicología, el trabajo social y la especialización ayudan a entender. La justicia no hace averiguaciones de quién se ocupó de los hijos antes de la separación. Yo he visto cómo un juez daba la custodia compartida a un hombre que vivía en un coche. El interés del menor debe prevalecer ante el 'indubio pro reo'. O sea, ante la duda, el menor, no el padre sobre el que hay indicios de desatención o violencia. El menor no es el menor de la causa, sino el núcleo central".

En la gran mayoría de los casos analizados durante la última década, la violencia mortal sobre los hijos fue el final de una violencia previa sobre la madre, episodios que arrastraban una historia anterior de maltrato machista. Ese porcentaje no se cumple al revés: cuando es la madre la que acaba con la vida de sus hijos no se han detectado historiales de maltrato doméstico previo de la mujer al hombre, aunque el daño infligido al padre con el asesinato de los niños sea indiscutible.

Nadie sabe -o al menos no ha trascendido públicamente- si David Oubel maltrataba a su ex mujer antes del viernes a las 10.00 horas. Pero fuentes de la investigación afirman que un poco antes le envió una nota en la que le anunciaba el asesinato de sus dos hijas en Moraña (Pontevedra). El padre había pasado con las niñas 14 días de julio como se había fijado en el acuerdo de la custodia compartida y las asesinó en la víspera de entregárselas a su ex mujer, madre de las crías.

Ayer, Oubel acudió al Juzgado Mixto Número 1 de Caldas de Reis entre insultos e increpaciones de decenas de vecinos. "El problema no es la crítica de después, sino el silencio de antes", escribía en su Twitter Miguel Lorente.

Fuente: http://www.elmundo.es/espana/2015/08/02/55bd3087e2704eae318b4597.html

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