Las separaciones forzosas entre las personas y sus seres queridos suelen ser fuente de angustia, tristeza y desesperación. Cuando esas separaciones son definitivas, debido a la conciencia de un proceso de enfermedad terminal, y las personas enfermas no tienen una red de apoyo, el trance es especialmente complejo y delicado. En el caso de aquellas que conviven con animales, asegurar un buen futuro para ellos puede ser una gran carga emocional que agrava una situación ya de por sí muy penosa.
Estudios han mostrado que, además de preocuparse por los animales con los que conviven en vida, muchas personas quieren dejar garantizado su bienestar en el caso de que fallezcan o les sea imposible cuidarlos por causa de fuerza mayor. En Estados Unidos, por ejemplo, personas con animales a su cargo deciden incorporarlos en sus testamentos o crear fondos dedicados a su manutención, existiendo leyes que lo amparan en todos los estados (Pallota, 2019).
La Asociación FEEL trabaja desde hace un lustro para cuidar del vínculo entre las personas y sus animales. Personas mayores, mujeres en situación de violencia y personas en situación de vulnerabilidad por circunstancias especiales, los colectivos beneficiarios del trabajo de FEEL encuentran en la entidad el apoyo necesario para poder seguir atendiendo a sus animales de manera puntual o, en ocasiones, definitiva.
Si bien cualquier persona puede beneficiarse de los aspectos positivos de convivir con un animal, aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad pueden incluso encontrar en sus animales la razón por la que levantarse cada mañana (Carr, 2016; Lem et al., 2016).
Basándose en su experiencia en los últimos años, FEEL ha querido desarrollar un programa especial enfocado en aquellas personas que, sabiendo que van a fallecer, están sufriendo por la incertidumbre del futuro de sus animales. El programa ‘Protege – Seguirá en familia’, llevado a cabo con la colaboración de CoPPA, busca aportar sosiego y tranquilidad, así como reducir la angustia y el estrés asociados a uno de los momentos de mayor vulnerabilidad de la vida.
El objetivo de ‘Protege – Seguirá en familia’ es garantizar a la persona en situación terminal el bienestar de sus animales y la búsqueda de una familia de adopción adecuada para ellos.
Así, la entidad acoge a los animales en casas de acogida o en sus instalaciones, ofreciéndoles la atención veterinaria correspondiente, según la edad y estado de salud de cada animal. Posteriormente, FEEL les busca un nuevo hogar que satisfaga sus necesidades y, una vez adoptados, realiza un seguimiento hasta el fallecimiento del propio animal.
La persona que está llegando al final de su vida permanece informada de todo el proceso. “Nuestra experiencia nos ha demostrado que, para estas personas, el hecho de saber que sus animales están cuidados, queridos y en buenas manos, en pocas palabras protegidos y en familia, les da mucha paz y consuelo”, explican desde FEEL.
Pipo, un perro de 13 años muy cuidado y querido, es uno de los animales que, gracias al programa de FEEL, no van a quedar desamparados. La mujer con la que convivía está ingresada con una enfermedad terminal y necesita la tranquilidad y el sosiego que le aporta saber que el equipo de FEEL encontrará un hogar adecuado de acogida o adopción definitiva para él.
Se han realizado multitud de estudios que, en diferentes países, han profundizado en el denominado vínculo humano-animal, atendiendo principalmente a tres perspectivas: los beneficios físicos, emocionales y sociales que para los humanos conlleva la convivencia con sus animales de familia, las manifestaciones de la trascendencia que el vínculo con los animales tiene para los seres humanos, con especial atención a situaciones de vulnerabilidad, y el negativo impacto que la pérdida o la separación de un animal puede tener para las personas.