El 11 de marzo de 2023 un hombre mató, de una patada y dos pisotones, al pequeño Oddie, chihuahua de 9 años, ante el sobresalto y estupor de la niña de 12 años que lo paseaba. En shock y sin poder hacer nada por evitarla, la pequeña asistió a la cruel muerte de su mejor amigo a manos de un agresor que, según se supo posteriormente, ya tenía antecedentes por actos violentos.
Esta experiencia causó un enorme impacto en la pequeña, que además del dolor y otras consecuencias de la pérdida de su ser querido, sufre numerosas secuelas en su salud psicológica y emocional, lo que está afectando su día a día. El perrito vivía con la familia desde que tenía 3 años. La niña y él crecieron juntos, era uno más en el hogar. La pequeña tenía un vínculo emocional y familiar intenso con el animal, lo cuidaba y, como ocurrió en aquel día aciago, solía sacarlo a pasear.
Así, estamos ante dos víctimas de agresiones. El perro, pero también la niña que tuvo que presenciar el ataque mortal a su querido animal, por lo que CoPPA puso a disposición una abogada especializada, miembro de nuestro colectivo. para representar a la menor y a su familia.
Según el informe pericial forense en psicología presentado al tribunal por CoPPA, que llevó la asistencia letrada del caso en representación de la familia, la niña presenta un cuadro de estrés post traumático y síntomas como ansiedad, miedo, terrores nocturnos, miedo, falta de concentración y disminución del rendimiento escolar, además de un duelo complicado, entre otras consecuencias provocadas por ser testigo de la violencia perpetrada. La pérdida violenta de su amigo sumada al proceso judicial, en un momento de especial vulnerabilidad al hallarse en una etapa de pleno desarrollo, han afectado profundamente a la pequeña y a toda su familia.
Desde CoPPA alertamos de que, especialmente en el caso de un menor de edad, nos encontramos ante un delito de lesiones psicológicas que como tal debería ser contemplado y castigado. El acto de extrema violencia presenciado por la niña le ha provocado las lesiones emocionales y secuelas descritas anteriormente, de manera que de un mismo acto que fue presenciar la muerte por extrema violencia del perro, se desprenden dos delitos: el de maltrato animal pero también el de lesiones en la salud emocional y mental de la menor, tal como se ha constatado con el informe pericial aportado.
Saliéndonos de este caso concreto y constatado, cabe remarcar que existe una amplia evidencia científica sobre el impacto dañino e intimidatorio de presenciar la violencia, también hacia animales, en la niñez y la adolescencia, lo que puede conllevar repercusiones duraderas, afectando su sentimiento de seguridad, produciendo trastornos de sueño, de comportamiento, rendimiento escolar y relaciones sociales.
En la misma línea, la literatura científica indica que existe un vínculo entre la comisión de violencia contra los animales y contra las personas. El maltrato a animales suele ser indicativo de un patrón de otros comportamientos delictivos, incluida la violencia dirigida contra seres humanos. Aquellas personas que ejercen violencia contra los animales tienen también muchas más probabilidades de incurrir en violencia contra otros, así como de perpetrar delitos contra la propiedad y los relacionados con armas y drogas. El caso de Oddie es, también en este sentido, ejemplificador, ya que el agresor presentaba además antecedentes por actos violentos.
La niña, y también los miembros de la familia que declararon en la vista, señalaron el dolor y sufrimiento que, para cada uno sin excepción, supuso la pérdida de su animal de familia. Incluso los propios agentes de Policía que actuaron incidieron en el estado de ansiedad que se encontraba toda la familia al llegar al lugar de los hechos con el cadáver de Oddie todavía presente.
La falta de una respuesta judicial ajustada a lo sucedido provoca una revictimización que puede traer graves consecuencias como la sensación de negación del daño, la falta de confianza hacia un sistema que tiene el deber de proteger a sus ciudadanos, el miedo a sufrir represalias por parte del agresor, entre otros.
Con independencia del análisis jurídico sobre la concurrencia de un concurso de delitos, la sentencia dictada en este proceso ejemplifica una problemática sobre la que CoPPA viene alertando desde hace años: la necesidad de atender correctamente a la confluencia entre el maltrato animal y el maltrato a las personas, con frecuencia vinculado de manera directa.
La sentencia -que no es firme y será recurrida en apelación- condena, como decimos, por un delito de maltrato animal a la pena de 12 meses de prisión con una inhabilitación de 3 años para profesión, oficio, comercio con animales y su tenencia. La resolución impone una indemnización de 12.000 € a favor de la menor por el daño moral sufrido, y otros 650 € en los que se estimó el valor del animal.
CoPPA en el programa Mañaneros de RTVE: https://coppaprevencion.org/coppa-en-el-programa-mananeros-de-rtve/